¿Qué es una rabieta y qué actividades existen para trabajarlas?

Las rabietas son las expresiones de una emoción negativa, de frustración, enfado o rabia. Se dan cuando un niño no consigue sus objetivos, lo que desea, lo que pide o lo que intenta conseguir. En definitiva, es una reacción ante una negativa a una petición o acción que el niño desea realizar. El niño/a puede hacer un sinnúmero de reacciones anormales: tirarse al suelo, agredir a los padres, tirarse el pelo, correr hacia el patio, etc. Son arrebatos emocionales incontrolables que producen situaciones desagradables o perturbadoras a su alrededor.

Los llamados berrinches se producen como expresión de la frustración. La reacción puede contener llantos, gritos, dejar de hablar, impaciencia, negarse a moverse, dejar de respirar, patalear, golpear a personas… Es normal que los niños no sepan cómo encajar los fracasos cuando son pequeños, lo grave es no corregir esas conductas, que se pueden perpetuar en el tiempo. Este tipo de conducta se presenta alrededor de los 2 años y tiene por objeto afirmar su personalidad y demostrar su poder. ¡Te contamos todo sobre la rabieta!

¿Qué es una rabieta?

Las rabietas son un estado de impaciencia y enfado propio que tienen los niños pequeños, especialmente en los dos años. Suelen ser por un motivo leve y no duran mucho. Pueden tenerse a cualquier edad pero son más comunes entre los 18 meses y los 3 años. Tienen por objeto afirmar su personalidad y demostrar su poder.

¿Cómo se originan las rabietas?

Las rabietas pueden estar originadas por enfados, frustración por algo que no consigue hacer el niño, miedos y confusiones. De forma inevitable, los niños de entre los 18 meses a los 3 años, se revelan antes sus padres para poder conseguir todo aquello que se les antoja a su paso sin aceptar las normas ni los límites.

Las rabietas de los niños siempre tienen algún motivo, están relacionadas con el aumento de independencia, y del “poder” de reclamar la atención deseada, y esto lo consiguen, no sólo cuando les damos lo que buscan, sino también cuando les regañamos, les miramos, les hablamos intentando razonar con ellos, etc. Cuando los niños son todavía pequeños, no tienen la independencia para hacer y deshacer a su antojo, y se frustran al ver que hay cosas que quisieran pero no pueden hacer solos o que no les permiten, con el “agravante” de que todavía no lo explican con palabras. Cuando son un poco más grandes, lo hacen como una forma de desafiar la autoridad y demostrar su propia personalidad.

Vamos a una explicación algo más detallada. El momento en que empiezan el lenguaje y el razonamiento (hacia los 2 años) el niño empieza a tener ideas propias, a saber que es un sujeto diferente del resto (ya empieza a utilizar su nombre o la palabra «yo» para referirse a él) y empieza a querer independizarse (lo que no quiere decir que lo consiga tan pequeño). El resultado de todo esto es un niño que quiere meter una pieza cuadrada en una redonda porque tiene ideas propias de cómo se debe hacer el puzle. Que pinta las paredes porque cree que van a quedar más bonitas o que tiene un sentido propio de dónde deben ponerse los guisantes antes de comerlos. Y cuando le llevemos la contraria, eso va a provocar rabietas.

Porque una rabieta no es nada más que un deseo del niño enfrentado al deseo de los padres. Es una idea propia de un niño enfrentada a la idea que tiene el padre sobre cómo hay que hacer aquello. Y el niño, como no entiende lo que pasa, se ofusca y estalla emocionalmente. Es el deseo de querer hacer las cosas a su manera, siguiendo su idea inicial.

¿Qué hacer con las rabietas?

¿Sabes qué hacer con las rabietas? A veces, las rabietas son algo difícil con lo que lidiar en el momento in situ, ya que es muy difícil razonar en pleno arranque emocional, en esos momentos, debemos:

  • Crear un clima de tranquilidad en torno a la situación, es decir, mantener la calma y el control. No regañar, ni gritar al niño porque, además de no solucionar nada, genera más inseguridad y constituye un mal ejemplo. Evita pegarle, porque esto indica al niño que has perdido el control. Tampoco hay que intentar razonar con el niño, porque en ese momento no nos escuchará.
  • Ignóralo, obsérvalo, pero sin prestar atención a sus demandas. Apártate, haz otra cosa mientras dure la rabieta, continúa la conversación interrumpida, o si el niño está en lugar seguro puedes incluso abandonar la habitación, observando la situación a distancia. Muy importante, “ignorar una rabieta no consiste en rechazar al niño afectivamente, consiste en retirar la atención ante la rabieta y darla ante un comportamiento más adecuado”. Hay que tener cuidado en no confundir una «rabieta» con una «necesidad real» de ser atendido.
  • Puedes esperar unos minutos que su llanto disminuya y decirle: «Cuando hayas terminado de llorar, vuelve y nos iremos a jugar».
  • Recordad que cuando empecéis a no atender las rabietas, la conducta en el momento, en lugar de disminuir va a aumentar. No hay que asustarse, es normal. Luego va disminuyendo. Lo hace más rápidamente si atendéis las demandas correctas. Las rabietas, ocasionalmente, vuelven a aparecer. Debéis actuar entonces como teníais prefijado. Con el paso del tiempo, aparecerán cada vez menos.
  • Puedes darle claramente otra alternativa para conseguir lo que quiere (ej.: pedirlo por favor, pedir menos, esperar a que se termine de hablar, etc.).
  • Fundamental, tener CONSTANCIA. La rabieta no debe tener éxito nunca (o casi nunca).
  • Una vez que se pase la rabieta y el niño esté tranquilo, se puede aprovechar un momento de juego más adelante para hablar de lo sucedido y darle herramientas con una posible conducta alternativa que puede realizar la próxima vez.

¿A qué edad empiezan las rabietas?

Las rabietas comienzan a aparecer como algo normal en la vida de los niños de los 12 a los 18 meses de edad, siendo a partir de los 2-3 años peores y disminuyendo a partir de los 4 años.

Rabietas nocturnas: ¿cómo evitarlas?

Las rabietas nocturnas pueden estar originadas por muchos factores como el cansancio, miedo, hambre o sed, falta de actividad durante el día etc.

Para poder evitarlas con tiempo, podemos hacerlo siguiendo algunas recomendaciones que nos podrán ayudar a no tenerlas. 

Establecer una rutina para dormir

Los niños necesitan de la rutina para poder funcionar y realizar su día a día bajo un orden que les hace sentirse seguros y saber lo que les toca en cada momento. Es bueno tomar el mismo ritual a la hora de irnos a la cama con las mismas cosas que se hacen antes de acostarse y a ser posible en el mismo orden.

Revisar las actividades que se hacen antes de irse a la cama

Es importante supervisar el tipo de actividades que tiene nuestro hijo antes de irse a la cama ya que de ello dependerá el estado en el que se va a la cama. No debemos dejar dispositivos ya que les harán ponerlos más activos y nerviosos, nada de actividades de correr, cosquillas etc. Leer un cuento o escuchar música relajada es la mejor opción para tener un buen descanso.

Dar opciones a nuestro hijo a la hora de acostarse

Puede elegir el pijama que se va a poner esa noche, el cuento que quiere que leamos o la canción que quiere escuchar.

Tabla de recompensas

Con esta opción trabajaremos la motivación de nuestros hijos y el refuerzo positivo. Podremos darles recompensas no materiales por noches conseguidas sin rabietas y acostándose bien en la cama.

Actividades para trabajar las rabietas

Es más fácil trabajar la prevención de las rabietas que la eliminación de estas una vez aparecidas y más aún, cuando se convierten en un hábito en una situación específica, por tanto debemos de trabajarlas a nivel preventivo.

Trabajar las rabietas con nuestros hijos es identificar con ellos esas emociones negativas que le hacen ponerse de esa manera y tener esa actitud, una vez identificadas trabajaremos la gestión de las mismas para que no les haga sufrir.

Aprender a llegar a la calma, respirar profundo y saber controlar esas emociones y saber escucharnos desde dentro.

Cuentos para trabajar las rabietas

Estos son algunos cuentos para trabajar las rabietas:

  • A veces estoy enfadado
  • “Adiós enfado, ¡Hola, calma!”
  • Bárbara tiene una rabieta
  • Cuando estoy enfadado
  • Cuando me enfado
  • La cola de dragón
  • Los tentáculos de Blef
  • ¿Qué necesito cuando me enfado?
  • Topito Terremoto
  • Te quiero tal como eres
  • La pequeña Marina dice No
  • Tengo un volcán
  • Soy un dragón
  • Rabietas
  • Vaya rabieta
  • Ya no pataleo

Recomendamos estos libros para las rabietas:

  • Se acabaron las rabietas.
  • Ni rabietas ni conflictos
  • Disciplina sin lágrimas

Consejos para padres para manejar las rabietas

Estos son algunos consejos que ofrecemos para que los padres y las madres sepan cómo manejar las rabietas:

  • Permite que tenga opciones para escoger, esto permitirá que tenga control sobre cosas de poca importancia, por ejemplo: ¿Quieres naranja o plátano?, ¿Quieres el vestido azul o el rosa?, ¿Recoges los juguetes sólo o mamá te ayuda? (SÍ o SÍ) No sería eficaz preguntarle ¿Quieres recoger los juguetes? ¿Quieres un poco de fruta?, la respuesta sería clara,…¡NO!
  • Avísale con tiempo. Algunas de estas rabietas pueden ser prevenidas, dándole una advertencia con cinco minutos de anticipación, en vez de pedirle que «de repente» deje de hacer lo que está haciendo.
  • Identificar las señales previas a las rabietas y distraelo, justo unos segundos antes de que la frustración comience, dirige la atención del niño hacia otra actividad atractiva. Usad el sentido del humor para distraerlo. Esto puede ser beneficioso para vosotros también y, así, evitar el temido desenlace.
  • Alenta para que exprese sus emociones con palabras: Estoy triste, enfadado, alegre (para los mayorcitos).
  • Para que la actitud de rabieta del niño vaya desapareciendo, es vital que todas las demás personas hagan lo mismo: pareja, abuelos, profesores,…
  • Ofréceles algunas ideas para ayudarlos a aprender formas seguras de dejar salir de la rabieta o a encontrar otras actividades que puedan cambiarles el estado de ánimo.
  • Tomarse un descanso de la situación. Cuéntele a sus hijos que está bien alejarse de un conflicto para evitar un estallido de ira.
  • Buscar una forma (segura) de dejar salir la rabieta. No podrán dar golpes en las paredes, pero puede sugerirles algunas formas saludables de descargarse. Hacer algunos saltos, bailar en la habitación o salir al aire libre y hacer volteretas son buenas opciones.
  • Aprender a controlarse. Esto puede resultar difícil para los niños, e incluso para los adultos. Explicarles que parte de recuperar la calma consiste en pasar de estar realmente enfadado a tener más control sobre el estado de ánimo. Podemos animar a sus hijos a pensar en otra cosa que puedan hacer y que podría cambiarles el humor; por ejemplo, pueden salir a pasear, montar en bicicleta, jugar un juego, leer su cuento favorito o escuchar su canción preferida. Intenten alguna de estas cosas juntos para que ambos puedan darse cuenta de que hacer algo diferente puede cambiar los sentimientos de una persona.

Esperamos que te hayan servido nuestros consejos para saber controlar las rabietas. En YAGO SCHOOL estaremos encantados de poder ayudarte con ellas. Ofrecemos la mejor educación internacional para tus hijos.

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